+Sonríe… por favor, si no es por ti hazlo por mí.
-Hoy no puedo.
+Si puedes, solo es que no quieres.
-No es eso, es que sinceramente hoy no tengo motivos por los que sonreír.
+¿Ah, no? Soy capaz de saltar hasta tu ventana, abrirla, colarme en tu casa y no dejarte en paz hasta que saques esa sonrisa tan bonita que tienes.
-No, no eres capaz...
+¿Qué no? Y sin ni siquiera ir hasta allí puedo hacerte sonreír.
-Lo siento pero es que no puedo, no me sale y ademas no tengo motivos...
+¿Quieres que te de motivos? ¿Quieres que te diga cómo eres y por qué vales? Eres una de las personas más maravillosas que conozco, cuando necesito a alguien... apareces, no sé de donde, pero allí estás tú con tu carita, tus palabras, recordándome una y otra vez por qué merezco la pena, con la forma más única de hacerme olvidar lo malo. Por lo que me haces sonreír cuando hablas, me haces sentir bien, a gusto cuando estoy a tu lado, sé que si tengo frío me vas a ofrecer tu abrigo, me vas a abrazar y también vas a hacerme olvidar que estamos en el lugar más frió del mundo, y entonces te miro y tú… sonríes, recuerda… sonríe, que tienes la sonrisa más bonita que he visto nunca.
-¿Sabes? Sonreí cuando empecé a imaginarte trepando a mi ventana, con esa locura que tienes, intentando entrar en mi habitación, con el pelo alborotado, sabiendo que lo harías para verme solo un instante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario